Allá por el 20 de enero de este año, ignorante aún de la nueva e injusta subida de la cuota de autónomos que con nocturnidad y alevosía y aprovechando "esas fiestas tan entrañables" nuestro nunca bien ponderado gobierno acababa de aprobar, me fui de vacaciones. No sabía muy bien cómo se hacía, la verdad. Pero me armé de valor y salí a enfrentarme a lo desconocido. Eso sí, temeroso, dejé una nota colgando de la puerta del negocio. Nofueraserqué.
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