8 de junio de 2014

La ciudad que funciona: despertares


Macabolevantá. Qué peshá de dormí, picha... desde febrero estroncao... He tenío un sueño de esos profundos que te atrapan y no te sueltan. Estaba como drogao... bueno, creo que para ser exactos estaba narcotizao. Lo último que recuerdo es que iba en el 1 a la altura de los cuarteles y estaba tratando de aumentar mi sabiduría gracias a la lectura continuada de pantallas municipales. Me había subido en la primera parada, la de la piscina, y creo recordar que iba pal centro. Me he pasao un trimestre en blanco; sin criterio; sin razón; con el espíritu crítico anulado. Pero en paz... Al no encontrarme a mí mismo y confiando en el azar, decidí vagar. Y en plena anarkía caminante estaba cuando mis pasos me llevaron nuevamente a la parada del 1, en la piscina. Subí, pagué con el bonobús antiguo, se descojonaron de mí, y, tras agarrarme a la baranda, levanté la vista y me enchufé de nuevo: pantalla en azul-pepé corporativo, letras en blanco idem. Leí el texto: "¿Sabías qué?"... y repentinamente comencé a notar una familiar placidez. Qué gustito io. Mejón quel yoga y los porro. Comenzaba mi doble viaje y emergió la siguiente sentencia.

Comencé a leerla "pamí" cuando de repente otro pasajero superpuso su voz:  -"Se ha demostrado científicamente que leer pantallas ayuda a conciliar el sueño por puro aburrimiento"... Aquél inesperado locutor provocó en mi mente una sacudida como la que provocaban los despertadores viejos. Por suerte, de la nada azul, emergió la siguiente:

- "Reforzar los tejidos del paladar y la garganta con cirugía cura los ronquidos aunque cambia el tono de voz"... -volvió a leer el pasajero impidiéndome entrar en trance, - po ya sabe juanlu, no te opere, no vaya sé que juancaslo te eche de la comparsa... -apuntó un desconocido desde el fondo provocando las risas y alejándome aún más de Morfeo. Sólo me quedaba confiar en la robótica insistencia del rodillo propagandístico. No me defraudó, de inmediato, acallando pamplinas, arrojó un nuevo y poderoso mensaje:

-"Una vidriera de una catedral es buena cuando hay mucho rojo"... -leyó eguein el constantinoromero del 1 dando paso a un silencio tan sólamente roto por el zumbido de los procesadores de los pasajeros en busca de la siguiente pamplina. Encontrarla no era tarea fácil. El grado de absurdez de la frase era difícilmente superable pues constituía una pamplina en si misma. Había sido perfectamente diseñada por los goebels de la teo para penetrar las mentes de los ciudadanos sin llamar la atención, camuflada de conocimiento.Y los culos.
En circunstancias normales, en cualquier otra línea de cualquier otra ciudad del mundo, hubiera callado a las masas. Pero en Cádi no. Lo único que el gaditano no soporta es que se le impida la réplica en un duelo de pamplinas. Aquí se considera una afrenta; bajuna, pero afrenta.
El zumbido aumentó, el cielo se oscureció amenazando tormenta... brain storming?,no, pampling storming. Y estalló:
-¡nunca te bajarás sin saber algo nuevo!...
-cuando hay mucho rojo...¿dónde?...¿en el taco del obispo?...
-¡shofeee!!!... ¡pon er furbo!!!
-¡teófilaaaaa!... ¿si me bajo en la plaza españa me dai er graduao?...
La impotencia de los pasajeros a la hora de contrarrestar el efecto de aquella frase era evidente. Ninguna ocurrencia la superaba haciendo quedar en evidencia la supuesta gracia innata del gaditano. Y entonces, de pura rabia, apareció la violencia:
-y una pantalla municipal es mala cuando hay mucho azul, arcánsame er martillo, cabesa!!!!... -gritó impotente  el iniciador de todo. -¿Qué martillo, pisha?... - respondió er cabesa -ese que pone sólo usar en caso de emergensia... 
Cuando er cabeza, alentado por er gafa, una vieja y un nota con barba, se afanaba en arcansá er martillo, intervino, oportuna, la megafonía del bus: -Próxima parada, comisaría.
Y aquí estoy; por fin despierto.

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