26 de febrero de 2013

Carnaval perspectivo: Silencio a palos

Quizás por pura sabiduría popular,  las chirigotas ilegales nunca perdieron ese apelativo. No sé. Quizás por eso mismo y durante años se han resistido a llamarse únicamente callejeras. Ai don nou. Parece como si de alguna forma los carnavaleros ilegales intuyéramos que algún día nos iba a hacer falta de nuevo lucir esa etiqueta y por eso la hemos conservado con cariño como el que guarda el tipo de un año pelotazo. Yoquejé. El caso es que por lo ocurrido el domingo de carnaval chico es posible que haya llegado el momento de abrir el baúl de los disfraces, quitarle a esa vieja etiqueta el pestazo a alcanfor, sacudirla y volver a lucirla orgullosos.

Llevo ya más de la mitad de mi vida (acabo de darme cuenta) escribiendo, saliendo y disfrutando de las ilegales. 22,23 o 24 años, no lo tengo claro. Y nunca me ha disgustado que me llamaran ilegal; todo lo contrario. Cuando algún familiar, amigo o público al que lanzaba perdigonazos seguidos de cuplés me preguntaba porque nos llamaban así, sacudía el pito para expulsar la mezcla de saliva y moscatel, lo enfundaba, cambiaba de registro y hasta de tono y me ponía a contar batallitas de la vieja resistencia carnavalesca. Le hablaba de la primera vez que vi una chirigota cantando en las trincheras de la calle fuera de programas y concursos oficiales. Disfrutando y haciendo disfrutar valientemente. Me acordaba de las historias que me contaba mi abuelo, de la prevención, de la censura, del cambio de fechas y denominación de la fiesta… y me acordaba de la conquista del domingo de carnaval chico con esa pancarta colocada en un correos disfrazado de Iguoyima. Y entre la emoción, el moraso y la falta de oxígeno por haber tirado por arribita minutos antes en el final del popurrí, mesesartaban las lágrimas y acababa recorgao der nota disiéndole -hermano, ayúdame a sentarme, picha. Y aunque al día siguiente me arrepentía de lo ingerido y de lo dicho con la lengua gorda,  de declararme ilegal siempre me sentí orgulloso. Es como ser de los indios.
El tiempo, los carnavales y los tipos me fueron dando la perspectiva suficiente para apreciar el valor de aquello en lo que participaba por pura diversión. Me fui haciendo consciente de la potencia de esta fiesta y de su singularidad. Fui aprendiendo a entenderla sin piques, competencias ni rivalidades. Y sobre todo, como el que descubre un frágil ecosistema, comencé a sentir la necesidad de protegerla. De protegerla de las barras, de los botellones, de las manipulaciones mediáticas, de los patrocinadores, de los intereses y los interesados, de la masa… de la masa, de la cosa y de los otros dos fantásticos de turno…

Nuestro carnaval, y en los últimos años especialmente el ilegal guión callejero, es una manifestación cultural de primera magnitud: diferente, original, participativa, popular, potente, rica, diversa, arraigada, auténtica, inteligente, única, dercarajo… un bastinaso, vamo. Merecedora y necesitada de un museo y de un hueco en la lista de la Unesco, pero sobre todo merecedora y necesitada de respeto por parte de sus gobernantes. No de palos. Aunque por otro lado, podemos estar tranquilos, por pura definición cada palo hace esta fiesta más grande y más necesaria. Por eso mismo, como dijo aquél gran cuarteto llamado “Star trek es mejón que star solo”: -¡Que carapalo aguante a su biela!...
Poneos dos coloretes por pinturas de guerra y nos vemos esta noche a las 21:00 debajo de Moret, que estará el hombre arresío, er chavá.

6 comentarios:

  1. Pero se olvida usted querido amigo de que tan gaditano es el que canta a las 2 de la mañana , obviando el santo derecho del descanso de los demas , como el que desea descansar dos pisos mas arriba. Con lo cual su argumento no se cae por ilegal sino por falta de razón, dado que duranto todo el santo Domingo pudo usted cantar en la calle cuanto le pareció oportuno y que yo sepa nadie le reprimio nada por hacerlo.

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  2. La contracultura, el underground....mucha gente no entiende estos conceptos. A ver cuando despertamos de la anestesia.

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  3. Querido amigo anónimo, en ningún momento le he dado más porcentaje de gaditanismo a nadie. No soy yo de eso. Tampoco le he negado el derecho al descanso a ningún vecino anteponiendo el mío a divertirme. Pero convendrá usted que parece algo desproporcionado imponer el derecho al descanso a base de palos. Sobre todo si tenemos en cuenta que rara vez se toma esta medida en cualquier fin de semana de fiestas, botellones, erasmus, etc. Además, parece ciertamente torpe por parte de la autoridad competente llegar a este extremo tratándose de una celebración de carácter regular de la que se sabe que a esas horas y en esos lugares no está haciendo otra cosa que apagarse hasta el año siguiente.
    ?qué clase de responsable de seguridad ciudadana decide matar moscas a cañonazos?, ?por qué ordena tal despliegue tratándose de una fiesta local, familiar y casi íntima?, ?no conoce el sentido común ni el principio del mal menor?...

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  4. Y por cierto, no eran las 2 sino las 12 y media.

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    1. de momento Carlos Gallordo, superando sus complejos aparece con su nombre (aunque sea ficticio) y usted sin embargo, escondido en su cobardia se hace llamar anonimo para defender sus derechos, ¿por que? ¿se averguenza de hacerlo o simplemente no esta convencido de tenerlos?

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  5. Ya salta el del discurso facilón del descanso. El descanso se respeta todo el año, pero no vivimos en un cementerio (todavía) y el año tiene sus excepciones (carnaval, semana santa, trofeo carranza, fin de año, navidad...). El resto del año, por sentido común, se está tranquilo y no hay molestias sonoras. Yo vivo cerca de la punta de san felipe y me fastidian algunas cosas, pero las acepto porque sé que aquello no es mi cortijo (vivo en una ciudad, no en un chalé en la barrosa), y sé sobre todo que en eso consiste la convivencia. En respetar a los demás en esos momento: ya sea cantar a las 2 de la mañana, procesionar durante 7 días con bandas de semana santa, hablarse a gritos en la playa o cortar la circulación de los aledaños al carranza por que hay un partido chulo en que se juega el ascenso. Eso sí, se gasta un dineral público y se 'altera el orden normal' de la ciudad para celebrar el 2012 y aquí nadie se queja. Es cuestión de querer a tu gente y quererte a ti mismo. Viva tu blog, gallordo.

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