3 de junio de 2010

Publicidad...¿subliminal?...

En Cádiz, antes de que hubiera cortinglé, la primavera llegaba cuando Moral montaba su escaparate de comunión. Yo la hice en el 81, un 23 de mayo; con ocho pa nueve. Vestío "de particular" como se decía entonces. Vamos, que conmigo Moral no hizo negocio. Me regalaron varios objetos inservibles con la cara del papa y un reloj digital. Un casio "de los primeros", me dijeron. Recuerdo que llevar aquel casio era casi ciencia ficción. Pensaba, o me gustaba pensar, que me lo habían traído del futuro; del año 2010 le decía a mis amigos. -si le doy a este botón puedo saltar al futuro... Ocho pa nueve, es lo que tiene.
El casio me lo mangaron unos kinkis en la puerta del colegio a los dos días de estrenarlo y, durante mucho tiempo, tuve miedo de pensar que, simbólicamente, me habían robado el futuro; que me quedaría para siempre en el pasado. Años después, en cuanto cobré mi primer sueldo, me compré el casio más grande y moderno que encontré; un G-shock de medio kilo (de gramos, no de pesetas) sumergible a 200 m. (aunque yo no soy muy de aguatapá) que me puso el brazo izquierdo como el de Nadal. Tenía dos objetivos: recuperar mi futuro y utilizar el casio como mazo pa abrirle la cabeza al primer kinki que quisiera quitármelo. La adolescencia a los 20 años es dura...
A los dos días de llevarlo me di cuenta de que así no recuperaría mi futuro. Entendí que aquél medio kilo estaba actuando como lastre anclándome nuevamente al pasado y se lo regalé a un kinki que, para colmo, me preguntó: -¿tu qué ere carajote?... -seguramente sí, contesté asumiendo mi triste y cruda realidad.
Y el tiempo pasó, midiéndose, en mi caso, por un suach cutre y "de niña" que me encontré en la playa con la correa rota y quemada por el sol. Y llegó el futuro: 2010. Pero me llegó como a todo el mundo, poco a poco, segundo a segundo, día a día, año a año... llegó tan lento que cuando lo hizo ya era presente. Como una condena. En 1981 pensábamos que en el 2010 estaríamos poco más o menos que teletransportándonos o viajando a otros planetas a pasar el puente del Pilar, pero yo sigo cogiendo el 1 pa ir al centro y el puente, si lo tengo y "hay deaskí", lo paso en Chiclana.
El otro día pasé por delante del escaparate de Moral. Lo primero que pensé fue que durante años yo había pensado que se llamaba "Del Moral", ¿le habrían quitado el "Del" como resultado de alguna operación de marketing?, ¿estarían intentado rejuvenecer su imagen?.... Entonces me eché hacia atrás para contemplar el escaparate completo y hacer esta foto. Y lo entendí: al dueño también le robaron el casio y se quedó anclado en el pasado. Y lo mismo debió pasarle a sus clientes. Es más, igual el dueño se ha dado cuenta de que hay tanta gente anclada al pasado que hay futuro en venderles este tipo de prendas. Y voy más lejos; ¿no será que los kinkis que me quitaron el casio en el pasado trabajaban para el dueño?, ¿no será que el dueño era uno de aquellos kinkis?... El caso es que la visión de este escaparate me sirvió para conciliarme con mi pasado y sobre todo con mi futuro que es, ahora mismo, mi presente: hay gente más anclada al pasado que yo. Como siempre, la comparación me salva. Menos mal.
En cuanto a este tipo de publicidad, no me parece en absoluto subliminal sino totalmente directa. Moral: trajes de comunión. Moral: cristiana. Moral: vendo el pasado. Moral: vendo anclas.
Por lo menos no engaña a nadie...

2 comentarios:

  1. Me ha parecido buenísimo ese regreso al pasado que has experimentado, yo también tuve un Casio qeu quedaba ridículo en la minúscula muñeca, se ve que todos los de la misma quinta pasamos por esa fase futurista.

    ResponderEliminar
  2. Primo que arte escribiendo!!
    Esto te lo has currao, vamos que no lo has escrito del tirón.
    Caricaturista, cantaor, escritor...ole tú, que estas hecho un multimedia, un global, un Planeta y un Fillo... y mu "pillo" también.
    Pollito.

    ResponderEliminar