La sierra de Huelva es como la de Cádi pero menos picúa y con más jamón.
Desde que se entra por Arroyo de la Plata el paisaje es una maravilla. Sobre tó en primavera. Hay quien al atravesarla ve extensas dehesas de alcornoques bajo los que retozan numerosas piaras de cerdos ibéricos. Yo sólo veía jamones por toas partes.
Recomendamos tomar Aracena como cuartel general y desde allí hacer incursiones diarias a los pequeños pueblos del entorno. Algunos son un puntazo; como Linares de la Sierra, a 8 km. (como de Puerta Tierra a Cortadura ida y vuelta), cuya plaza principal es al mismo tiempo terraza para bares y plaza de toros. -Esto será lo que quieren hacer en Cádiz los de la plaza de toros multiusos, -me dijo Rigodón, -ta bien pensao, mientra el matador se la juega ante el segundo de la tarde tu ya te puede está jamando en la terraza el “rabo de toro” del primero…
La plaza cuenta con dos graderíos, uno de sol y otro de sombra. Las localidades de sombra se diferencian de las de sol porque han plantao un peaso de alcornoque en mitá del graderío que da sombra a media plaza; ahístá, que no farte de ná. A grandes males grandes remedios. Con dos jamones. El alcornoque torero lo llaman. – En Cádi podrían sacá el ficu del Mora y trasplantarlo en mitá de la escalinata de la Catedral…no se tiene que está bien viendo los toro desde el Terraza con un botellín de servesa… -Rigodón siempre “trasplantando” ideas… anda que no tiene que sentá malamente que testé tú jugando la vida delante un toro y cualquier cabrón der graderío te endiñe un bellotaso…
Los tejados de las casas de Linares de la sierra son una virguería; si te pones a verlos desde lo alto de la iglesia recuerdan paisajes de “Tintín en Nepal”; las chimeneas parecen templos budistas de esos que siempre tienen los portarrollos de papel higiénico vacíos en la entrada.
Alájar es otro puntazo; está cerca de Linares de la Sierra y al pie de una peña desde la que se divisa to la comarca; -se ve hasta Mordor, -decía el carajote de Rigodón… En dirección a Alájar, a la izquierda de la carretera, merece la pena ver esto. Aún no sé si es un espejo para que el de la finca de enfrente pueda sacá el lanrove sin problemas o una “instalación” de arte contemporáneo. En cualquier caso, es un puntaso.
Algo más lejos está Almonaster la Real, pero merece la pena visitarlo para ver la coqueta mezquita que tiene en lo alto. Lo surrealista del asunto es que en 1891 hicieron justo al lao la plaza de toros. -Menos má que no pusieron el campo fúrbo, - dijo Rigodón, - si no a vé quién tiene cojone de bajá al pueblo por la pelota…
Almonaster, como todos los pueblos del entorno, es un lugar limpio y tranquilo repleto de pequeños detalles que pasan desapercibidos para los viajeros poco avezados pero no para un cazador de pamplinas de la talla de este que les escribe. A continuación, uno de esos detalles:
Pero el gran atractivo turístico de Aracena es la gruta de las maravillas. Es una galería natural excavada en la piedra caliza por las aguas subterráneas a lo largo de millones de años. Durante casi kilómetro y medio (como de la residencia al estadio más o menos) recorre el interior del cerro sobre cuya ladera se desparrama Aracena. –Esto tiene que habé costao un dinero… -me dijo asombrado Rigodón transformando su asombro en pasta como buen descendiente de comerciantes fenicios. A lo largo del recorrido puedes ver enormes cavidades repletas de curiosas formaciones geológicas como estalactitas (las que bajan pabajo), estalagmitas (las que suben parriba) y deslumbrantes lagos subterráneos. También hay una sala que recuerda los seschós de Asterdam pues penden (nuca mejor dicho) de las paredes cientos de pichas de los más diversos y caprichosos tamaños. –Ahora entiendo lo de “prohibido tocar las estalactitas”… -dijo Rigodón, -no vaya sé que sempalmen y nos corten el paso… La gruta es un bastinazo. Sobre tó si, como en mi caso, la única gruta que conoces es la del Parque Genovés y el único lago el estanque de los patos de al lao.
Lo malo de la visita a la gruta de las maravillas es que están tan acostumbrados a que les lleguen miles y miles de visitantes que los tratan como borregos carajotes. Especialmente con el tema de las fotos. Te insisten en que no se pueden hacer fotos ni videos y por supuesto no te explican por qué. La gente comenta que será porque el flash afecta a las estalactitas pero al poco de entrar una piva aprovecha la oscuridad y la estrechez de la galería para hacer pasar a la gente de una en una como en un chiquero mientras otra te hace una foto con un pedaso de flash como el de gandalf cuando se tira cuesta abajo con el caballo en el señor de los anillos. Para colmo, para sacar más pasta, te obligan a hacerte la foto individual. Rigodón y yo quisimos salir juntos pero no nos dejaron. Dijimos que éramos pareja artística y nada. Que éramos pareja de hecho y nada. Que éramos gueis y nada. La piva separó incluso a una pareja que estaba celebrando sus bodas de oro que iba delante nuestra. 50 años aguantándose pamplinas y miserias mutuamente pa que llegue una niñata maleducá y los separe pa una foto de mierda… “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre… ni la niñata de Aracena”, habría que añadir. Estas son las cosas que me joden cuando viajo; que me tomen por gilipollas. Pero bueno, he aquí mi desahogo. Como es de suponer, la prohibición inexplicable sumada al trato borreguil provocaron la rebeldía y la constante violación de la norma por parte de los visitantes que se hicieron fotos a tutiplén y no compraron ni una de las “oficiales”. A la izquierda, una de las que me hizo Rigodón.
Finalizamos nuestro viaje en las minas de Riotinto. Un verdadero puntaso. De cómo el hombre es capaz de destrozar el planeta y a sí mismo y luego es capaz de sacarle partido. Recomendamos sobre todo coger el tren minero. Si hace buen tiempo, uno de los vagones sin acristalar. El viaje lleva locución por megafonía, viene a durar una hora entre ida y vuelta y el paisaje es increíble. Recuerda el momento en que suarseneguer va en un tren por Marte camino de las minas en Desafío total.
El paisaje es acojonante y el punto culminante se lo da el río Tinto pues el tren discurre en paralelo a su curso. A mitad del trayecto hace una parada y se puede bajar al río. La mayoría de la gente se acerca a la orilla con miedo de que las sustancias químicas que le dan el color tinto al río puedan ser corrosivas o dañen sus ropas y calzados, pero Rigodón no se lo pensó ni un segundo y se lanzó ar pechaso gritando: -¡dióoo!...¡el sueño de mi vida!...¡un río de don simón!...¡echarme casera!... –Todavía le duran las cagaleras. Y la cara de molletoso. Recomendaciones:
Para dormir: una buena cama es lo suyo. El Aracena Park es un cuatroestrellas nuevo situado enfrente de Aracena. Si andas espabilado puedes coger muy buenas ofertas fuera de temporada. Como pega, que está separado del pueblo por la carretera general y una cuesta de cojones. Tiene spa, piscina y otra pamplinas, pero lo mejor es el pab irlandés; sobre todo porque los picoletos se ponen cerca del hotel a hacer controles y así te puedes tomar un cubatita tranquilo alguna noche sin que te quiten los tres tristes puntos que te quean. El pab tiene pantallón pa ve er furbo, dan de comé y no está mal.
Dónde comer: “Venta la Plata” en Arroyo La Plata (baratito y bueno; parar, comer y seguir. Sin pretensiones). Enfrente hay otro con buena pinta, pero estaba empetao. En Cortegana, mejor dicho, en el polígano de Cortegana está “El aceitón” (buen trato). Si piden postre, tengan en cuenta que el flan y el mus de limón son iguales. Pero están buenos. Justo enfrente hay un matadero y ves llegar camiones y camiones de cochinos a los que oyes gritar horrorizados mientras te jincas el chuletón. - Es el matausen de los cochinos… -dijo Rigodón intentando cortarme el punto…
Qué hacer: subirse en el trenecito turístico que recorre Aracena y sube hasta el castillo. Por 3 o 4 euros te ahorras una paliza de cojones y te enteras de la historia del pueblo con detalle. El chófer es un máquina metiendo el tren por los callejones y poniéndolo casi a dos ruedas. Rigodón y yo no habíamos visto eso ni en Bombay.
Hay numerosos senderos para bicis y caminantes que conectan los pequeños pueblos que rodean Aracena.
Qué no hacer: comprar la foto que te hacen en la gruta de las maravillas. Que les den. Tampoco es conveniente hacer caso a las ofertas de menús que te dan al bajarte del tren minero de Riotinto pues te dan un cobaso de categoría. Aseguraos del precio de los menús y de lo que incluye. Hay alguno que anuncia: “Menú turista”. Y es precisamente eso, una puñalá trapera pa los guirirs.
Qué comprar: Dulces en cualquier pastelería de La Gran Vía de Aracena. Especialmente en semana santa las torrijas y otras delicatesen. Delicias de cochino: ya lo dijo aquél, “del cerdo hasta los andares”. En cualquiera de las fábricas de Aracena y alrededores venden lotes con productos varios a precios interesantes.
Qué no vi para poder volver: El único pueblo de la zona que no vi fue Jabugo. Como dicen que siempre hay que dejar algo para tener la excusa de volver…pues me dejé Jabugo…
El manchao: aquí lo llaman nube. Tágüeno.
¡Hasta el próximo viaje amigos!...
Fdo.: Güilifó
El espejo serrano no tiene má coone que sé el ojo de Sauron pero apagao y las mina, ¡pisha, la fastoría de cabronadas del Saruman!. Mordo nostaba tan lejo... Que sapunte er Piter Yacson este peaso de reportaje y rueden er Jobi en Güerva. Y o si no, en la cueva der Parque, con Antonio Castillo en er papé estelá de Birbo Borsón.
ResponderEliminarLo de las fotos en la gruta de las maravillas es de chiste, te entran ganas de prenderle fuego a la tienda cuando sales.
ResponderEliminar