23 de octubre de 2015

Yo autónomo: Financiando al estado

Hace un par de días le he dado 500 pavos al estado en concepto de pago del IVA del tercer trimestre. Realmente tengo que darle casi 1300 pero he tenido que pedir el pago fraccionado porque no tenía suficiente liquidez para pagarlo completo ya que varias administraciones de las que conforman el propio estado y para las cuales he realizado diversos trabajos aún no me han pagado las facturas emitidas en algunos casos hace ya más de 10 meses. Como han comprobado por la longitud de la frase anterior y su carencia total de pausas no tengo ni para comas y es por eso que escribo seguido cambiando las silenciosas pausas que permiten las comas por conjunciones copulativas y frases subordinadas que me permitan finalizar dignamente frases como esta. No creo equivocarme si afirmo que estoy financiando al estado adelantando un dinero que no he ingresado y encima lo estoy haciendo a interés cero. ¿A interés cero?... jajajaja... lo más gracioso es que por solicitar el pago fraccionado encima soy yo el que deberá pagarle intereses al propio estado que es rocambolescamente quien me obliga con su infame forma de actuar y de pagar a solicitarlo. ¿Habrá mayor perversión que esta?... ¡ah, si!...  ¡la cuota de autónomos!... jajaja... ¡eso si que es perverso!...¡pagar por trabajar aunque no factures un céntimo!... jajajaja... ¡qué bueno io!... Jajajajaja... todavía me estoy riendo... y la de años que llevo tragándomela y riéndome... con deciros que he hecho cuentas y creo que las farolas del puente nuevo las he pagao yo... con su pu...ente madre...

21 de octubre de 2015

Cadiztorias: "El mundo cuando shico"

Cuando era shico creía que cuando llovía en Cádi lo hacía en toas partes; cadicéntrico que es uno. Un mediodía de octubre de finales de los setenta o de primeros de los ochenta, andaba yo jugando a las canicas mientras esperaba a mi madre a la salida del colegio cuando empezó a llover. Ya entonces se le tenía miedo en Cádi a las cuatro gota. Si caían, las madres cambiaban sobre la marcha los planes y acudían a recogerte en coche; aunque vivieses a 200 metros mal contaos. Al llegar a la puerta der colegio abandonaban el utilitario en triple o cuarta fila formando un enorme atasco entre violentos toques de claxon, gritos e insultos y corrían a por ti tan solamente protegidas por una bolsa de plástico. Nunca supe si lo hacían para evitar mojarse o para evitar que los niños nos asustáramos con la desencajada expresión de sus rostros. De hecho siempre he pensado que el miedo a las cuatro gotas en cádi no era por la lluvia sino por las madres embolsadas del simago o del hipercádi que venían a secuestrar niños a las puertas de los colegios.  A su lado, el nota de la motosierra de la matanza de Texas y el sieso de viernes 13 eran un auténtico mojón.

Aquél día, el tirón con el que mi progenitora me levantó del suelo y me arrojó al interior del Simca que esperaba con las puertas abiertas formando el atasco, me hizo perder varias bolas. Mientras mi madre arrancaba pude ver como el góme y el Sánchez Rodríguez permanecían mirándolas bajo la lluvia, inmóviles, esperando a que fuera el otro quien lanzara el primer manotazo para justificar así la propia intervención… -¡mangabolas!... –¡tú también querías mangarlas!... –¡no!, ¡yo sólo iba a guardárselas al carajote del beníte!... –aro, aro… ¡po o me da la mitá o me chivo!… -toma…
La aceleración del simca me lanzó hacia atrás y el violento volantazo a la derecha que dio mi madre me estrelló contra la ventanilla izquierda. Entonces no había cinturones atrás. Eso era de simcas maricones. Tampoco había sillitas, ni elevadores, ni isofix, ni sistemas de anclajes infantiles. El asiento de atrás de un simca era como un simulador antigravedad; guapísimo. Siempre y cuando, eso si, no te reventaras la sien con la hiperdesarrollada maneta de la ventanilla. Aquella vez pude evitarlo y la usé para estabilizarme a media altura agarrándola con la mano derecha mientras con la izquierda trataba de alcanzar el asa de goma que traía de serie el 1200 en la parte superior de la ventanilla. Al conseguirlo, gracias a la fuerza centrífuga del volantazo, pude mantenerme en suspensión las décimas de segundo suficientes para ver a la madre del Sánchez Rodríguez trincar a su hijo de la misma manera y lanzarlo a las profundidades del seat Ronda. También pude ver al góme, perdón, al cabrón der góme, reuniendo to las bolas bajo la persistente lluvia. Jamás he olvidao su expresión de “gana la banca” mientras las acaparaba felizmente liberado, por la madre del Sánchez Rodríguez, de la posibilidad de reparto. Aunque fue una centésima de segundo, la misma que duró mi gravitación en la trasera del simca, se me hizo eterna; lo recuerdo como a cámara lenta.
Una vez salimos del atasco mi madre me dijo que ya que había cogido el coche iba a aprovechar para dejarme con mi abuela en el centro y emprendió la marcha. La lluvia arreciaba, pero los limpiaparabrisas del 1200 no se andaban con chiquitas y decapitaban las gotas antes que estas pudieran rozar siquiera el cristal. Eso era acero y no el de la espada de Conan. Su sola presencia hacía inútil y superflua la futura invención del sensor de lluvia pues las gotas no tenían cojones de llover sobre la majestuosa figura de un simca de los de entonces; El Panzer de las carreteras lo llamaban. Y no le venía grande el apodo, no, pues si rudo era por fuera más aún lo era por dentro. El espesor de su chapa lo convertía en una especie de blindado versión urbana y bajuna. Siempre pensé que la bola incandescente en la que Supermán cayó contra aquel sembrao de Kansas era realmente un simca 1200 derretido por la fricción con la atmósfera; ¿de qué otra forma podría si no haber sobrevivido supermán shico a tan tremendo impacto?...

De repente, en lo peor del chaparrón, el potente martilleo de la lluvia sobre el techo cesó por completo. Extrañado por aquel repentino silencio miré por la ventanilla y comprobé que estábamos pasando bajo la muralla de Puertatierra, así que me preparé para recibir de nuevo el impacto de aquel estruendoso repiqueteo encogiendo los hombros. -1, 2, 3… ¿qué anchura tiene la muralla, carajo?... 5, 6, 7… ¿qué pasa?... – yascampao, soltó mi madre. Instintivamente volví la vista atrás y, como quien sorprende a su madre sacando bolsas del altillo la noche de reyes o a su padre jincándose el anís y el turrón que le has dejado a Gaspar, la verdad se reveló ante mí: estaba lloviendo en Cádi pero no en Cádi-Cádi. ¿Cómo era eso posible?...

Maduré en lo que el simca tardó en bajar la Cuesta de Las Calesas. Mi madre me lo contó: -Cádi es tan grande que puede ser que en Loreto esté lloviendo y en La Viña no.

Aquel descubrimiento afectó a mi mente. En un instante mi mundo se llenó de interrogantes poniendo en duda todo lo que creía saber; el conjunto de saberes que hasta ese momento conformaban y sostenían mi ser, se tambaleaba: la leche con cacao, avellanas y azúcar es nocilla, para prolongar la vida de la lavadora hay que usar calgón, el comando G siempre alerta está y cuando el sol calienta y sientes su calor usa copertón… todo ello se desvaneció de repente. La única certeza que quedó en mi cabeza era que er góme seguía siendo un cabrón por haberse quedao con mis bolas. Ya lo cogería.

Pero algo había cambiado en mí. Lo supe desde el mismo instante en que mi madre aparcó el simca en la plaza de La Catedral. Si, en esa época se aparcaba delante de La Catedral; y dentro, y al lao, y encima si había hueco. Era más observador, más curioso, y sentía la necesidad de actualizar mi propia idea de la verdadera dimensión del mundo. Quizás por eso nada más bajar del coche noté que los niños se comportaban de manera diferente, parecían extranjeros. Para cuando llegué con mi madre a la Plaza de Candelaria ya no tenía ninguna duda de que el extranjero era yo. ¿Qué extraña forma de hablar era esa?... sus bromas, sus insultos… todo era diferente. De pronto, en un corrillo infantil junto a la estatua, lo vi por primera vez: El trompo había llegado a Cádi-Cádi. A Cádi aún no. Y llovía.

8 de octubre de 2015

Pograma de actos para la celebración de la festividad local del día del Rosario, patrona de Cádi

Pograma de actos para la celebración de la festividad local del día del Rosario, patrona de Cádi, hoy miércoles 7 de octubre de 2015:
- 9:30 Diana floreada y migote viendo er feisbu
- 10:30 Romería al Ikea de Jeré
- 11:30 Ofrenda de niños en el esmarland
- 11:40 Reparto de lápis
- 11:45 Salutación a tó Cádi en la sección de sofás
- 12:15 Reuniones parroquiales en los pisos de 25, 35 y 45 m2.
- 12:45 Talleres:
- "Tocarlo tó" (en la sección de complementos de cocina y
en la de cajas y tapaderas
- "Yo soy la luz y este es mi casquillo" (secc. lámparas y
bombillas)
- 13:30 Comida de convivencia a base de armóndiga
- 14:30 Oración: "La fe mueve montañas, de mesas lack"
- 15:30 Confesión y penitencia ecunómica
- 16:00 Besamano, besapiè y lo que haiga farta si entra tó en el Opel astra.
- 16:30 Visita a Ntra. Sra. del decatrón.
- 16:35 Ofrenda infantil en la sección de tiendas de campaña montadas, aparatos de gimnasia, bolas, balones y pelotitas y artilugios varios con ruedas.
- 16:40 Visita al santuario de Ntro. Sr. Leroy Merlín
- 17:00 Meditación en la sección de espiches y arcallatas
- 17:30 Donativo para su mantenimiento
- 17:45 Visita al santuario de Ntra. Sra. del Primark
- 17:50 Recreación del pasaje de los mercaderes en el templo dándose cachetás por unas bragas y un polo.
- 18:50 Vuelta a casa
- 19:45 Oración de agradecimiento y encomendación a Ntra. Sra. de la llave Allen y al Santísimo padre de la broca del 6.
- 22:15 Recogida de niños olvidados en esmarlan y en el monasterio del décatron.