En el mundo del marketing existe una teoría llamada "de las 4 p" que busca hacer llegar el mensaje al consumidor a través de la utilización y combinación de cuatro variables: Producto, Precio, Promoción y distribución. Esto, en una ciudad con una tradición comercial de 3000 años, está más que asimilado. Como prueba, esta imagen en la que podemos analizar la estrategia seguida por dos comerciantes gaditanos diferentes a la hora de vender el mismo producto. Comeciantes apenas separados por 400 metros de calle que han librado una batalla comercial comparable a las de apple y microsoft, google y yahoo, o cocacola y pepsi; pero en cádi.
Ambos ofrecen aparentemente un mismo producto: unas cangrejeras o gargajillos. Pero sólo aparentemente. Mientras el comerciante de la izquierda vende producto original, las naik del mar, las clásicas cangrejeras de color carne y gomagüena, el de la derecha opta por vender una vulgar copia en gomashunga de color blanco capaz de espantar un choco a veinte metros. Ni siquiera están hechas en china; son una falsificación hecha en un polígono de algesira a la que le han puesto "made in shina" pa darle categoría.
Para paliar las pérdidas que le ocasiona esta desleal competencia shino-algesireña, el comerciante de la izquierda ha intentado "jugar a precio" rebajando las tallas pequeñas hasta cifras irrisorias e igualando, en las tallas grandes, el precio de su competidor: seis leuros. Pero la guerra de precios no es la única ni la última batalla. La madre de todas ellas se libra en la última "P": promoción.
El comerciante de la izquierda, llevado quizás por el convencimiento de saberse poseedor de un género de mayor calidad y por el corage hacia su descarado y sinescrupulado competidor, ha cometido un error imperdonable: intentar diferenciarse rebautizando un producto popular con un nombre grandilocuente: "Ben Hur". Toma ya, ahí lo llevas. Lo tuvo a huevo y lo perdió. Charton jeston en la caleta.
Si hubiera puesto en la etiqueta "El auténtico y genuino gargajillo caletero" se habría forrado. Pero no, puso "Ben hur"; dejándole el balón a huevo a la competencia chino-algesireña que no tuvo más que gaditanizar y rebajar de estatus social sus cangrejeras antichoco con un acertadísimo "Superoferta: gargajillo caletero 6 €" para acabar llevándose, nunca mejor dicho, el gato al agua.
Y es que ya lo dijo el famoso nobel de economía: "si vendes mierda, no digas que es de oro".
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