Por fin estoy de vuelta; he vuelto a encontrar el camino. Al principio piensas, -bah, sólo hace tres días. Luego: -otras veces he tardado más... Al undécimo día sin escribir ninguna pamplina en el blog ya te se sale er cardillo: -¿tendré una crisis creativa?... y entonces todo se complica. Llega la ansiedad.
La ansiedad es impenetrable para las musas; la inspiración no la atraviesa. Pero lo peor es que la ansiedad tiene sus propias musas que bombardean la parte creativa del cerebro desde dentro; confundiéndolo de tal forma que éste no sabe distinguir una inspiración que venga del exterior de una que lo haga del interior. Y esta última es chunga. Porque toda inspiración generada por las musas de la ansiedad te lleva ar boquete; der tirón.
Al principio te pones a ello, ya se sabe: “si llega la inspiración, que te coja trabajando”. Dejao caé ener sofá, los pies en la mesa, portáti apoyao en los güevo , nuevo documento de wor abierto, y a esperar mirando la punta del deo índice de la mano derecha como el que mira la viyuela deseando que se hunda detrás de una corvina…
00:54 - 1ª idea: ¿he dicho portáti en los güevo?... ummm… ya está, puedo hacer una historia sobre un escritor gaditano que se pasa horas esperando la inspiración con el portáti en los güevo. Se obsesiona con que no se le ocurre ná y con lo de que la inspiración “te coja trabajando” y se pasa el día intentándolo. No come, no duerme, no se lava… Un día sus vecinos escuchan un desgarrador grito y llaman a la policía. Cuando el escritor despierta está en el hospital a punto de expicharla a resultas de una gravísima quemadura en el anverso1 de la picha, (por eso lo de ex - PICHArla). La quemadura se parece a las que le hacen al ganao pa marcarlo. Es como una inscripción, pero asombrosamente está en inglés y francés. El médico, una especie de jaus a lo sieso gaditano, le dice con tor malage:
-cusha, tú ar cádi no lo va ve má.
A lo que el escritor, balbuceando, responde: -¿tendré que guardar reposo durante to la temporada doctor?, ¿no podré í ni ar finá de liga?...
Nuevamente el médico toma la palabra: - no cojone, que no-lo-va-vé-má, ¿lo coge?, que más vale que venda el carné o me lo regale, que tú no llega ni al próximo partío. Que te quean 30 segundos de vida. ¿Tienes algún último deseo picharoja?...
-…uuuaaaa... (llantos del escritor)
- 28, 27, 26…¿te va a poné a llorá ahora maricona?... 23, 22…¡que se tacaba er tiempo llorona!, ¡el último deseo!, ¡que te va salí ya mismo el gameover!...
- ¡vale!... snif... snif…¿habla inglés doctor?...
–el inglé es de maricona, en mis tiempo se estudiaba francés. Dix-sept, seize, quinze… (17, 16, 15…)
-¿me puede leer, con perdón, la picha?
– mientras no tenga que aguantarte “el libro”… a vé: “Atención: la base del portáti puede calentarse. Evite el contacto prolongado con la piel para prevenir los riesgos de quemaduras”. 3, 2…
- ¡Toshiba cabr…
-piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii… Game over.
FIN
¡Joder!, vaya historia triste y chunga, ar boquete der tirón… está claro que es producto de la ansiedad, cuya falsa inspiración me ha hecho proyectar mis miedos y angustias creativas. El escritor era yo… y su picha la mía… ¡coño que me la quemo!... ¡los muerto der Toshiba!... Portáti a la mesa del salón y a echá la caña otra vé… que me coja trabajando…
02:27 - 2ª idea: …ummm… ya está, la historia de un poeta desesperado a causa de la crisis… bueno, de unos poetas desesperados más bien, que no sólo han superado el umbral de la pobreza sino que se pegaron con el bastidó de lo rápido que pasaron por debajo. Están fatal pero son honrados, así que para evitar tener que reventar cabinas, máquinas de condones y carritos del carrefú o mangar relojes, móviles y ordenadores de la Junta a los niño en las puerta de los colegio, deciden no descartar ninguna posibilidad para salir de su situación honradamente. Como buenos poetas son idealistas y carajotes fisti-fisti. Se unen y crean un club. Como el de los poetas muertos pero terminando el título: “Club de los poetas muertos, de hambre.”En la primera reunión hacen un brain storming con un único tema: “formas de salir honradamente de nuestra situación”. Tras dos horas de reunión, lo que debería haber sido una tormenta, no llega ni a chirimiri; se queda más bien en escupitajo mal tirao. Tan sólo hay una propuesta para salir del pozo de forma honrada sin hacer daño a nadie ni a costa de los bienes ajenos: comprar un décimo de lotería y atraer la suerte buscando inmediatamente una mierda para pisarla. No me extraña que haya tanto corrupto y delincuente.
Cuando el proponente lanzó la idea en la reunión, todos pensaron que era, nunca mejor dicho, una mierda de idea. Pero es lo que tiene el brain storming, que las ideas no pueden ser rechazadas ni discutidas en el momento de ser propuestas. Se espera al final y entonces se discuten. Pero en este caso no había nada que discutir: sólo una propuesta; y un acuerdo previo e inquebrantable: no descartar ninguna posibilidad para salir de su situación honradamente.
Como juntando todo el dinero que tenían sólo les daba para comprar un décimo, decidieron que una vez adquirido se irían todos juntos al principio de alguna de estas calles en las que hay una mierda cada 20 metros. Formaron al principio de la calle como si fueran a correr “los 3000 obstáculos” pero con la diferencia de que en esta carrera los obstáculos no había que saltarlos sino pisarlos. Darían la salida y el primero que pisara una mierda se quedaba con el décimo; y con la suerte. La salida la dieron con un poema para auto-reivindicarse ante la gente que los miraba pensando: -¿Quiénes son los carajote esto?... (pregunta que podría ser un buen título para el poema).
¡Preparados!, para buscarla
¡Listos!, para encontrarla
echada os aguarda, ¡ya!...
La estrambótica salida provocó más de un comentario de texto entre los biandantes2 que parasitaban la escena: - ¿a qué se refieren?, ¿a la suerte o a la mierda?... - ¿acaso no son las dos caras de un mismo final?... –vete al carajo cabesa. –y tú con las gafa. –esta gente son carajote… - hay que vé en lo que se gasta er dinero el ayuntamiento, ¿eh?... despué no habrá dinero pa la erisada con la mierda der teatro este ome… -el largo de la napia salía con er juan caslo… -po ya me la dicho tó…
Cuando el largo de la napia divisó, a escasos 30 metros de la salida, lo que su pluma hubiera descrito como “la marrón cordillera de la suerte”, sintió que su corazón bombeaba gasoil del caro. Por primera vez entendió su cuerpo. Su desgarbada zancada escondía la potencia del guepardo y su aguileña y enorme napia el secreto de la aerodinámica.
Pisar una mierda no es fácil. Me refiero al acto consciente de querer pisarla. No deja de ser una materia viscosa. Pisarla a casi 40 km/h es aún más complicado; y peligroso. Cuando el largo de la napia posó su pie derecho sobre ella no pensó en las leyes de la física, pero la inercia lo hizo patinar y salir despedido volviendo a mostrarse desgarbado por un segundo. El tiempo que tardó en pegarse contra una papelera de esas antivandálicas que en este caso fue antipoéticas. Otra de las leyes de la física, la gravedad, hizo caer el décimo sobre él. No tocó, pero no hizo falta. El largo de la napia, tal y como se había comprometido con el “Club de los poetas muertos de hambre”, había salido de la situación honradamente. Para siempre.
La vida, sin suerte, es una mierda.
FIN
¡Joder!, mucho peor que la de antes, esta es que ya acaba en el boquete directamente. ¿Qué me pasa?, ¿sólo me oigo a mí mismo y a mi ansiedad?, ¿ya no hay cobertura para las musas donde yo vivo?, ¿son de oranch?... ¿tengo que instalarme un tdt en el cerebro?... sí, eso es, se trata de recepción, es un problema de recepción de la señal. Debo centrarme en las musas externas, en la inspiración que viene de fuera. Me acomodo en la butaca junto al balcón y pongo el portátil en la mesita esa que me compré en el teletienda, la que cabía en cualquier lao y desde que la tengo no ha dejao de dá er coñaso en el salón, esa. Creo que es la tercera vez que la uso. Lo intento. Hace levante en calma, mucho calor. Abro el balcón. Son las 03:20 de la mañana. Ahora las 03:46. Ahora las 04:12. La viyuela no se hunde en el teclao. Intento afinar mis sentidos pues sé que eso, para la inspiración, es como abrir las puertas de la casa: miro escudriñando la noche y no veo nada, huelo y saboreo su humedad, palpo la suave brisa. Nada. El oído me cuesta más abrirlo pues temo a las escuters. Siempre son molestas pero si encima te cogen desprevenido con los oídos amplificados vas listo. Bueno, voy a por todas, abro los oídos: una radio lejana, un molinillo para espantar palomas desengrasado con las primeras rachas de levante… ihihihihih… nada. 04:23. De repente un murmullo ilocalizable. ¿Qué será?, son las cuatro y media de la mañana. El murmullo aumenta pero sigue siendo sólo un murmullo, está como encerrado. Aquí viene. La imaginación se desata creando respuestas. La viyuela tintinea. El murmullo va a estallar. La corvina abre la boca. De repente se escucha el girar antiguo de un cierre de ventana que abre las dos hojas de par en par, hasta pegar con la fachada, liberando al murmullo que, transformado ya en grito, rompe el trasnochador silencio para decir: -¡¿tu qué quiere un lavavajilla?!... ¡¡¡po no te lo gaste tó en coca, chocho!!!...
Tras la tempestad, la calma. Silencio. Sólo el molinillo lo rompe: ihihihihihi…
Esta inspiración viene del exterior, no hay duda. Pero es igual o más chunga. Porque es real. Y porque no es original. Algo así debió inspirar a “El último de la fila” para escribir aquella canción: “Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana”. Paso de contar lo mismo. Aunque por otro lado, la historia es buena como para no contarla y llevo to la noche en vela. Bueno, la contaré de otra forma y le pondré otro título. Aquí está. “Que te coja trabajando”.
05:37, Qué descanso...
FIN
Notas:
1. Anverso de la picha: La parte que pliega hacia el ombligo.
2. Biandantes: que andan dos veces. Dícese de los típico aburrío de cádi que cuando ven algo que les llama la atención (una puerta de un garaje abierta, una discusión callejera, un guardia multando, una azafata montando un stand de ron pa repartí gorras o algo gratis, etc.) hacen dos pasadas para curiosear: la 1ª suavizando el paso y girando la cabeza descaradamente hacia el objetivo. La 2ª, tras un titubeante giro en el que han tenido tiempo de inventar una excusa , para volver sobre sus pasos y detenerse descaradamente sin ningún tipo de pudor, reparo, timidez o nada que se le parezca.
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